Resección de tumores

 

Los tumores de la piel son patologías relativamente frecuentes, y abarcan desde entidades completamente benignas que únicamente causan un problema estético, a tumores de naturaleza maligna que, dejados evolucionar, pueden infiltrar estructuras vecinas y llegar a suponer un problema para la salud, y por lo tanto, deben ser extirpados completamente para evitar esas complicaciones.

En función del tipo de tumor y de su tamaño, el tratamiento quirúrgico puede ir desde la extirpación y el cierre simple de la piel, a resecciones más amplias que pueden hacer necesario el empleo de técnicas reconstructivas más complejas, como la redistribución de la piel adyacente al defecto, los injertos cutáneos o, en casos más agresivos, el empleo de tejidos distantes a la zona a tratar mediante colgajos vascularizados.

Si bien cada lesión es distinta y debe ser evaluada de manera individualizada, el procedimiento generalmente implica la extirpación completa de la lesión y envío de la pieza para estudio anatomopatológico. No debe olvidarse que, especialmente en tumoraciones malignas, el objetivo principal de la cirugía es la completa exéresis del tumor, y en estos casos, aunque las consideraciones estéticas son tenidas muy en cuenta y se buscará el mejor resultado cosmético, éstas pasan a un segundo plano.

Muchas de estas intervenciones pueden realizarse de manera ambulatoria, con anestesia local y sin necesidad de ingreso. Generalmente la pieza suele extirparse en su totalidad, aunque esto sólo puede confirmarse mediante estudio anatomopatológico; en algunas ocasiones, puede ser necesaria la reintervención para asegurar la completa eliminación de todas las células tumorales.

Las tumoraciones benignas afortunadamente sólo suponen un problema estético; abarcan desde lipomas (las comúnmente llamadas “bolas de grasa”), pasando por quistes faciales, lunares, etc…

El cuidado de la dermis, por tanto, es fundamental. En Plàstica ofrecemos tratamientos para múltiples patologías que puedan surgir en la piel. Le detallamos a continuación algunos tipos de tumoraciones:

Carcinoma basocelular y lesiones precancerosas de la piel: el carcinoma basocelular suele aparecer a partir de los cincuenta o sesenta años en forma de defecto cutáneo, generalmente pequeño, situado en las zonas expuestas al sol (principal causante de esas transformaciones malignas). Se desarrolla muy lentamente y rara vez genera metástasis, por lo que es muy fácil erradicarlo cuando se encuentra en fases iniciales. Sin embargo, es importante no descuidarse ya que en algunas ocasiones puede llegar a ser mortal, sobre todo si se infiltra por las mucosas, orificios nasales y auditivos hasta la cavidad intracraneal.

Carcinoma escamoso: generalmente aparece en las zonas del cuerpo más expuestas al sol pero también pueden aparecer en el área anal y los genitales. Durante sus primeras fases, suele tener la apariencia de una mancha escamosa y rojiza. A medida que se va desarrollando, puede convertirse en una protuberancia que sigue creciendo y que puede sangrar. En la boca, tiene la apariencia de una úlcera bucal o de un parche blanco. También puede presentarse como una protuberancia nueva en una cicatriz, un lunar, una marca de nacimiento o una verruga. Cualquier lesión o llaga que no sane puede ser un indicativo de la existencia de un carcinoma escamoso. Los carcinomas escamosos pueden tener la capacidad de hacer metástasis. El éxito del tratamiento dependerá de la rapidez con la que se detecte el problema.

Melanoma: es el cáncer de piel más agresivo. Su detección precoz es fundamental. El tratamiento en sus primeros estadios es sencillo y la tasa de supervivencia es superior al 80%. Sin embargo, cuando se diagnostica en etapas avanzadas la situación se complica.

En muchas ocasiones el primer signo de la presencia de un melanoma es un cambio de forma, tamaño, color o textura de un lunar. La mayoría de los melanomas poseen un área negra o azul oscuro. El melanoma puede manifestarse como un lunar nuevo. Puede tener un color negro y presentar un aspecto anormal.

Este tipo de cáncer merece una resección mucho más amplia. Genera un defecto cosmético (en ocasiones funcional) importante que necesita técnicas mas elaboradas de reconstrucción y de un seguimiento oncológico escrupuloso.

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